Corría como un desquiciado.
Con corbata, zapatos minimalistas y pantalones de pinzas y el corazón y los pulmones arrastrando por el suelo.
Pensaba que lo conseguiría.
Hasta que…
Primeros días de abril.
Un amigo me dice que va al evento anual de un club de inversión al que cuesta acceder 2.000 al año.
2.000€ para entrar. Luego, si quieres invertir, metes más pasta.
Me dice que en el último evento le petó el cerebro y le metió a la operación que presentaron hasta la pensión de la yaya, que ha subido un 10% desde entonces, y que en este evento la operación será por el doble de capital. Sobre unos 100.000.000€.
Los miembros del club pueden llevar a un invitado, y él ya llevaba el suyo.
Así que pensé que era muy difícil ir, pero, ¿y si sí?
–Oye, ¿no hay forma de conseguir entrada aunque sea pagando?
–No, es sólo para miembros, pero voy a ver qué puedo hacer.
El tío se tiró un triplazo desde campo propio y le preguntó al organizador si, como favor, podía meter a una persona más.
✅
Sí pudo, y me fui al evento.
Había barbacoa, sushi, mojitos, cerveza, catering y 3.500 personas.
Me bebí 10 o 12 mojitos, estaban que te cagas, nunca lo había probado así, y como tengo un chiringo de playa y en verano tengo que poner happy hour, le pregunté a un camarero:
–Chaval, ¿cómo te llamas?
–Miguel.
–Miguel, consígueme la receta de este mojito, pregunta en cocina, y luego te busco y me cuentas.
Al rato alguien me coge del brazo.
Miguel no era. Era mi amigo, que habían puesto más sushi, que fuéramos a por dos platos.
Miguel nunca vino con la receta. Yo podría no haberle preguntado, pero le pregunté, porque lo más probable era que Miguel pasara de mi cara, pero, ¿y si sí?
Me tendré que hacer yo una receta con lo que creo que llevaba ese mojito. Estas papilas gustativas tienen cositas.
Lo que presentaron en la reunión anual del club de inversión me pareció la operación empresarial más fina y exquisita vista hasta el momento.
La rentabilidad es de coña comparado con el riesgo que tiene. +40%, mínimo, en 12 meses.
Los bancos te dan un 2%. Anual.
Si te interesa, me escribes y me pides más info. Tienes hasta el lunes 8 de abril a las 14:00 para decidir.
Después del evento, nos piramos al centro a dar un voltio y a tomar algo.
Con la Cibeles cortada por el concierto de la Pascua, llegar a la estación de tren se complicaba.
Los taxis no pasaban y el Cabifiy llegaría en 36 minutos.
Y en 40 salía el tren.
Vi pasar un Cabify vacío, lo paré y nos subimos tres personas en él.
–A Chamartín –le digo.
–¿Laura?
–¿Me ves cara de Laura?
–Pues os tenéis que bajar.
Nos bajamos de un Cabify que creíamos nuestro pero que en realidad era de Laura.
Y antes de cerrar la puerta, le digo al conductor:
–¿Cuánto te paga Laura?
Se descojonó y siguió su camino. Y yo también me descojoné, por sobornar a un conductor de Cabify sin éxito.
Pero, ¿y si sí?
Nos fuimos al metro corriendo como jabatos, sacamos la tarjeta roja de los viajes y nos subimos dirección Chamartín.
–Son y 20 y quedan 12 paradas. Va a estar más jodido llegar que abrir Microsoft Edge.
El tren salía a menos cuarto de esa misma hora.
A las 20:42 se abrieron las puertas de nuestra parada y empecé a correr por las escaleras mecánicas como mantero en Plaza Callao cuando oye una sirena.
Me perdí por aquella estación laberíntica, hasta que supe que había que salir del edificio, rodearlo y pasar el control de equipaje.
No llevaba equipaje, así que pasé con la navaja y el pasamontañas en la mano diciendo:
–¡Que pierdo el tren!
La vigilante no supo más que decir que:
–¡Puerta 17! ¡Corre!
Bajé las escaleras de un salto y me vi a los 4 revisores de Iryo andando hacia mí.
–Se ha ido hace un minuto.
Había perdido muchos trenes en mi vida, pero el primero en una estación, y dolió menos que las anteriores.
A las 21:00 salía un AVE hacia Valencia, el último del día. Si no habría que dormir en la estación y esperar a las 06:30.
En la oficina, un panzón recostado hacia atrás me dijo que estaba todo completo.
No creía que se pudiera, pero, ¿y si sí?
–¿Y no me puedes vender un billete y me quedo de pie en la cafetería aunque sea?
–Completo es completo.
Hay gente que es imposible que gane dinero. Imposible.
¿Qué hacemos?
¿Autobús de 8 horas a Valencia? ¿Hotel? ¿Taxi de 1.000€? ¿Avión? ¿Secuestramos al maquinista?
Estuvimos 3 segundos pensando en dónde íbamos a pasar la noche, pero les dije a mis amigos:
–Vamos a las vías, hablamos con el revisor, damos un poco de pena y a ver qué pasa. No creo, pero, ¿y si sí? Tenemos tiempo para llorar durante toda la noche.
Allí había una señora de unos 60 años, a la que le dijimos que no teníamos hotel, ni maletas, sólo lo puesto, y que si no llegábamos a Valencia tendríamos que dormir en la estación, porque era el último tren.
–No podéis hacer eso. Encima venís de otra compañía.
–Véndeme un billete. Te pago lo que sea. Estaremos en la cafetería.
–Pasad. Y esperadme allí. Os costará 60€ vuestra incompetencia.
En la cafetería nos cobró 30€ a cada uno y nos dijo:
–Podríais haber sido mis nietos y no podía dejaros ahí tirados.
Y así fue como un día impresionante podría haberse convertido en un día de mierda, pero al final fue todavía más increíble y dio para artículo en este, el mejor newsletter del mundo.
También para patentar una nueva filosofía de vida:
PREGUNTA E INSISTE.
En tu vida has follado menos de lo que podrías por no haber preguntado.
Por insistir ya ni te cuento.
Si a mí me dicen que no se puede ir al evento y yo digo que bueno, que no se puede, es lo que hay, pues no se puede y no me hace clic el cerebro. Y ni me habría dado cuenta de la cantidad de dinero que hay por ahí esperándome.
Si a mí me dice el panzón de Renfe que no hay billetes, me doy la vuelta y me piro de la estación en busca de un hotel sin ducharme, pijama ni cepillo de dientes, pierdo la dignidad por haber corrido para pillar un tren y por ser un pusilánime.
Si a mí me dice la señora revisora que no puede ser lo de subirme sin billete, y no me quedo el suficiente tiempo delante de ella con cara de cachorrillo hasta que evocarle a su nieto, pero siendo yo mucho más guapo, todavía estoy volviéndome de Madrid.
Si yo no hubiera pillado el móvil antes de abrir el bar, si no le hubiera llamado a un amigo que ya tiene dos y que es el que más cerveza vende del pueblo y si no le hubiera preguntado a quién cojones le compro la cerveza, no la habría conseguido al mismo precio de risa que la tiene él y no habría conseguido el margen que tengo con la cerveza.
Cuando le digo a mi amigo (el que me invitó al evento) se caga en mi vida por pagar el triple que yo por un barril de cerveza, le contesto:
–Ah, haber preguntado.
PD: Lo del club de inversión iba en serio. Si tienes entre 3.000€ y 2.000.000€ y los quieres multiplicar, me escribes. Tienes hasta el lunes 8 de abril a las 14:00.
Hola, rentabilidades tan altas corresponde a riesgos muy altos , o estafas.., pero ¿y si sí?
Estaré atento a tus comentarios
Toda inversión que conlleva alta rentabilidad, conlleva riesgo, pero mientras quien invierta lo haga desde su responsabilidad me parece perfecto. El gran el mayor riesgo posible que tenemos para nuestras finanzas son los políticos de mierda que tenemos , no nos dan rentabilidad y además nos endeudan....