En mi pueblo faltaba pescaíto frito. Monté un garito de pescaíto frito.
En mi pueblo falta fiesta. Iba a montar un pub para mayores de 23 años, dress code y gente decente.
Un colega y yo nos juntamos para levantar un local con licencia de pub, pared con pared con el garito de moda en el pueblo pero que está infestado de impúberes.
Había que terminar la reforma, montar el equipo de sonido y pasar la auditoría acústica para arrancar.
El dueño pedía 18.000€ por adelantado para todo el año. 18.000 mierdas se iba a comer.
Luego me bajó a 9.000€. 9.000 mierdas se iba a comer. Una detrás de la otra.
Fuimos a ver el local varias veces, a decirle cómo tenía que acabarlo, así, asá, esto aquí, esto allá.
La mesa del dj aquí, la barra allá.
Los baños así, el reservado asá.
Las puertas del pub, que es lo que lo insonoriza, no valían y había que cambiarlas.
Llamé a mi aluminista preferido, que las arregló en menos de 24 horas.
Justo ese día, me senté con el propietario.
Yo le había ofrecido 400/500€ al mes y, si el negocio tiraba, subiríamos a algo proporcional a mi facturación.
Si facturo 10.000€, me da igual pagarte 1.000€ de alquiler. Es justo.
Lo que no voy a hacer es trabajar para ganar 1.500€ y pagarte 1.000€ de alquiler.
Tampoco voy a acordar pagarte 1.500€ para llamarte el día 28 del mes y decirte que no te voy a poder pagar más.
Con todas mis cartas sobre la mesa, me dijo:
–Lo consultaré con mi mujer.
A las dos horas ya me estaba llamando diciéndome que mejor lo dejamos, que la mujer quiere 9.000€ o nada.
Pues eso, 9.000 mierdas, + nada.
Ese matrimonio tiene 67 años y siguen haciendo pollos y paellas 3 meses de verano al año. Pues ale, a seguir asando pollos y cociendo arroz, en vez de jubilarse y dejar a la gente joven trabajar.
Escúchame una cosa, querido lector.
He perdido dos semanas de mi vida hablando con un tío al cual le manda su mujer.
No metas en la puta vida a tu mujer en los negocios. Para pedirle opinión sí, para firmar conjuntamente no.
Si le tienes que pedir permiso a tu mujer para hacer algo, aparte de ser un pusilánime, un panzas y un beta, es que no vas a llegar a ningún sitio.
¿A quién cojones le vas a pedir permiso tú para hacer nada? ¿A tu novia? ¿A tus padres?
Si te gusta bien, y, si no, ahí tienes la puerta.
Si quieres, me apoyas y, si no, cierra al salir.
Eso se solucionaba con una pregunta rápida y sencilla:
–¿Firmas tú solo o tiene que firmar alguien más contigo?
Así nos habríamos sentado los 3, y por lo menos le habría explicado mis planes a la decisora, no a un matao que ni pincha ni corta.
Por otra parte, lo entiendo. Prefiere llevarse bien con la persona con la que comparte cama todas las noches antes que llevarse bien conmigo. Comprensible.
Otra cosa que se ha dicho mucho es que somos la generación de cristal. Que nos quejamos de todo, que lo tenemos todo fácil y que no nos gusta trabajar.
Pues mira una cosa: me vais a comer los cojones.
Porque que a un matrimonio de 67 años que tiene 18 propiedades, que vive de las putas rentas, que cobra una pensión y que encima trabaja 3 meses de verano siendo la mujer la autónomo, no le salga de los cojones alquilarme un pub en ruinas y vacío desde hace años por 400€ y quiera estafarme 9.000€, echarme todo el riesgo a mí a la espalda y luego en octubre cobrarme los otros 10.000€ restante, pues qué quieres que te diga, a mí me pueden comer los cojones.
Luego te quejas de que viene un ucraniano con 500.000€ en efectivo, compra 4 locales, blanquea de lo lindo y que si la vivienda y que si los locales están imposibles.
Pues me podéis comer los cojones.
Que los que queremos trabajar estamos aquí delante de vuestras putas narices y no nos dejáis. Lo queréis todo. Queréis la puta pensión, los pisos, las rentas y que vuestros hijos no se exilien en cualquier otro país de Europa porque aquí ya no se puede subsistir, formar una familia ni trabajar en paz.
Todito para vosotros.
Me hubiese gustado verte la cara escribiendo este email.
Como buen liberal que soy, te diré que te entiendo perfectamente, pero también te diré que “cada perro que se lama su capullo”, y si a la santa mujer no le sale del higo alquilar el local, me parece perfecto que no lo haga, que para algo es suyo.
¿No?
No tires la toalla. En una semana dile que quieres hablar con su mujer.