8:30 de la mañana.
Un señor de 80 años que ya se iba a cuidar de sus almendros y olivos al huerto, su única tarea diaria, me ve reojo por el cristal del despacho, desanda su camino y entra a saludarme.
Hablamos un rato.
Me dice que tiene un vecino cabrón (como yo) que no le arregla el muro del huerto, que cada vez que llueve se le llena de piedras y ramas. Y como se caiga van a tener un disgusto. El muro. El señor esperemos que no se caiga.
Al final, me dice:
«A mis 60 + 20 años, me he dado cuenta de que en cada cosa que hagas en esta vida, siempre…» (Escuchar el audio)
Esto no debería decirlo, pero, ¿cuánto cuesta alquilar un local a 50 metros de la playa? Pues lo digo. Si escuchas el episodio, claro.
Tampoco debería decir que he tenido un problema con la configuración de la cocina y con el vecino de al lado que igual me cuesta 5 cifras de más. E igual eso manda a tomar por culo el Excel que no tengo hecho. O me manda a tomar por culo a mí.
En fin, que se me va la lengua y tú eres un cotilla.
Para poder dormir esta noche, al episodio:
PD: Si nadie te lo ha dicho hoy: te quiero mucho, querido lector, bonico.
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