El viernes por la mañana, en la feria gastronómica en la que tenía una caseta de mi freiduría, y casi por obligación, me fui a trastear con mi imaginación con los brebajes alcohólicos a un taller de cócteles.
(No bebo, así que de ahí podía salir cualquier cosa)
Me salió un combinado bastante aceptable. El “profesor”, un coctelero de la República Dominicana, le dio el visto bueno y me invitó a participar en el concurso de cócteles del sábado por la noche.
Además, tenía que tener una tapa a modo de maridaje. Yo elegí la marinera, que es la que tengo en el garito.
El cóctel y la tapa tenían que tener una historia relacionada con el pueblo, así que me pasé un día entero hilando los ingredientes con una historieta que mereciera la pena ser contada.
Lo que no sabía es que también debía merecer la pena ser escuchada, porque ese cóctel había que presentarlo delante de un jurado de 3 personas, y delante de toda la plaza mayor (1.000 y pico personas).
Ante algo así:
Esta fue la historia:
En noviembre hará 10 años que falleció mi abuelo.
Mi abuelo, con 14 años, andaba desde el centro del pueblo a Benissa (a 11km) para poner ladrillos en un muro y construir una casa.
Era peón de albañil y curraba de sol a sol para construir casas, y construirse una vida mejor a él y a su familia. A mi familia.
La última foto que tengo con mi abuelo es poniendo redes en el campo para recoger almendras.
Que la vea el jurado.
(Esta foto):
(Aquí le di el móvil al jurado, y les dije que no entraran al WhatsApp. Dentro vídeo):
(Sigo)
Esta foto y esta historia de la almendra no es porque me haya querido aquí tirar el pisto, sino que uno de los principales ingredientes de mi cóctel es el sirope de almendra.
También lleva banana, y podría soltar aquí que tengo un banano en mi casa, pero eso sería tomaros el pelo a todos, y no hace falta.
La base es de zumo de lima, el alcohol que lleva es cachaça, que hasta ayer por la mañana no sabía qué cojones era, y el último toque se lo da el Sprite o, como dicen en Granada, «sevená».
Este cóctel marida de puta madre con mi tapa, que es una marinera. Y marida tan bien porque justo ahí detrás hay una caseta de la Cofradía de Pescadores de Calpe.
Cuando a mí me da miedo ir nadando hasta la boya, esos señores se van al mar cada día a las 4 de la mañana a ganarse el pan para sus hijos y hacer que los que freímos pescao nos la ganemos también.
Ellos ya se levantaban a las 4 de la mañana antes de que viniera un fulano a decirte que lo hicieras para hacer flexiones.
Ambas cosas, las de hacerse 22 km al día andando y levantarse a las 4 a.m. desde los 17 años hasta los 60, son muy calpinas, y eso es lo que he querido representar en este cóctel y en esta tapa.
Esta chapa no sé si le gustó a la gente, no sé si le hizo llorar o si le parecí un pelma a 1.500 personas, o las que cojones fueran.
Al jurado seguramente le pareció una puta mierda, porque fui el primer eliminado.
De los 5 o 6 participantes que éramos, el único que contó una historia fue aquí el menda lerenda.
Los demás se limitaron a decir lo que llevaba el cóctel y poco más.
El profesor dominicano, después de dar los ganadores, vino y me dijo que había sido el único en atreverse a contar una historia.
Mucha gente de mi entorno, después de saber que había hecho esa presentación y participado en el concurso, me dijeron que para qué cojones me había apuntado a eso, que eso no era lo mío, que me dedicara a las fritangas.
Pero te diré por qué, a pesar de haber quedado último, ya he ganado.
Ya he ganado porque he hablado delante de 1.500 personas con un discurso improvisado al 70%. Sólo tenía hilado lo de la almendra, al foto con mi abuelo y lo de la marinera y la cofradía de pescadores. Lo demás iba fluyendo.
¿Tú puedes decir o hacer eso?
Ya he ganado porque sé cómo cojones se hace un cóctel. ¿Que me arruino haciendo croquetas? Tranqui, en breves volvería a estar acomodado trabajando de día vendiendo cualquier cosa y por la noche agitando cocteleras. De hecho, no descarto lo segundo también este verano.
Ya he ganado porque 1.500 personas vieron a un mongolo sin puta idea de lo que estaba haciendo con la gorra de Mequetrefe, la camiseta de Mequetrefe, un delantal y un trapo sucio exponerse a los palos, los tartamudeos habituales que me dan y las miradas ajenas.
Mequetrefe es el nombre de mi negocio de fritangas, por si llevas poco tiempo por aquí.
Ya he ganado porque, de esas 1.500 personas, seguro, segurísimo, que he inspirado con mi historia a, mínimo, un 1%. Eso son 15 personas, y son muchas personas.
En fin, que he ganado.
El profesor dominicano, justo después de terminar el speech, me soltó que lo mejor es que parece que me la suda todo, y que se nota que estoy muy tranquilo.
A ver, señor dominicano, no es que me la sude todo, que también, es que me he cagado en los pantalones las suficientes veces como para acabar inmunizado.
Quizá hubo alguien de esos 1.500 espectadores que se preguntaba:
–¿Quién es este gilipollas y por qué está ahí?
Cuando con 12 años di un discurso en la boda de mi tía delante de unas 200 personas, el amigo del novio con 3 cubatas ya encima, pensaría:
–¿Quién es este gilipollas y por qué está ahí?
Cuando en las bodas de plata de mis padres me subí al altar y les di un discurso de 5 minutos que hizo llorar hasta al cura, igual alguno de mis primos pensó:
–¿Quién es este gilipollas y por qué está ahí?
Cuando lijaba paredes y luego las pintaba también alguien decía:
–¿Quién es este gilipollas y por qué está ahí?
Cuando pongo cañas y croquetas también dicen:
–¿Quién es este gilipollas y por qué está ahí?
Cuando tenga 4 garitos, alguno soltará:
–¿Quién es este gilipollas y por qué está ahí?
Cuando hable delante de 10.000, 20.000, 100.000 personas, al fondo de la sala seguro que alguien cuchichea con el de al lado:
–¿Quién es este gilipollas y por qué está ahí?
Aquí está este gilipollas. Y lo que le queda por estar.
Eres increíble. Solo un fallo. No eran almendras. Eran olivas 🫒 😂😂😂😂❤️❤️❤️