Después de estar un rato procrastinando en Twitter y procesionando en mi pueblo, de ver a La Legión levantar al Cristo y de pasar por el Mercadona a comprar avena para los gains, de perderme el Clásico de la Copa del Rey por irme a cenar con mi familia, el último reducto de la sociedad occidental, después de pensar que me iba a morir un sábado por la noche y de volver a la vida el Domingo de Resurrección, vengo en hablar de huevos, que diría Don Quijote, o de furbo, que diría el que menos ve El Chiringuito, o de la vida, que es de lo que se supone que va esta zona de fumadores.
(Para este artículo he tenido que documentarme muy mucho durante, al menos, los 3 minutos que dura un vídeo de Gavi tropezándose y no dando un pase. Así que como mínimo hazme unas torrijas).
Gavi es bastante malo.
Juega en el Barça y en ¡¡¡ESPAÑA!!!
Un respeto.
Eso no quita que siga siendo malo.
¿Acaso no ves a chicas con vestidos de verano de la mano de un feo con pantaloneta Adidas y chanclas?
Hay gente a la que le va bien, y no sabes cómo.
Carambolas de la vida.
Stephen Hawking ha intentado estudiarlo pero no hay manera de despejar la X.
Eso lo hace bien Gavi. Despejar.
También pelearse hasta con el de la camilla del SAMUR, que pasaba por allí a cobrar los extras.
Que es lo que hacen el 90% de los chavales en los equipos de pueblo.
–Soy cojo, no sé atarme la bota izquierda sin que se me caiga la baba ni ganaré ningún partido, pero al menos me doy de hostias.
Eso me dijo una vez el capitán del equipo contrario después de expulsarlo por lesionar a tres.
Barba de vikingo y la mujer con los hijos en la grada mandándole SMS al abogado a ver quién se va a quedar la casa y la custodia.
Pues ella, seguro y normal.
Matriarcado mediterráneo.
Bueno, que me lío.
Que Gavi es peor que un Domingo de Resurrección viendo Netflix, o viendo sus Highlights. Para eso no resucito.
Su cráneo raspando el césped llena portadas.
Otros ahí no meten el pie.
Valora poco su cabeza. Posiblemente tenga motivos.
No tengo equipo, ni partido político ni ídolos vivos. Cuantas menos cosas tengas, menos te decepcionan.
Si tuviera, me gustaría que me defendiera Gavi.
Igual que Gabriel Rufián, que es mongolo pero se lo toma en serio. Vacileta incluso.
Te odian muchos, pero los que te quieren lo hacen a muerte.
No todos pueden ser Gavi, si no ya llevaríamos cuatro guerras civiles en los libros de Bachillerato.
Ni falta que hace.
Aunque parece una forma asequible de triunfar.
Eso y tirarle MDs a la Princesa Leonor. Y que te los conteste.
Eso sí que es un Highlight.
Tirarle md a la princesa fue una jugada maestra emberdá.