🧞♂️Consejos de obra de Benito el de Manolo y Benito Corporeison
No solicitados, por supuesto.
El primer paso para montar un chiringuito de fritangas es encontrar un local donde almacenar, hacer y vender las fritangas.
Merezco un Premio Nobel por darte esta info.
🏆
Lo tengo. Seguimos.
El local lo pillé rapídismo: un antiguo bar a 50 metros de la playa abandonado desde hacía 5 años donde se hacían paellas, hamburguesas y mejillones al vapor.
Por fuera era feísimo: una puerta blanca opaca de plástico y arriba una reja marrón en descomposición.
Normal que el socio que hacía la reforma me dijera a mitad de julio que ese local no valía para nada. No confiaba.
La propietaria no quería alquilarlo, sólo venderlo, pero por conocer a mi abuelo y a mi familia de toda la vida pues dijo, venga, no voy a ser yo quien frene al chaval este que bastante tiene con la que se le viene encima.
Y empezó la reforma en enero de 2023, cuando debería haber empezado en octubre de 2022, pero pa qué.
Me junté con un panoli que sabía de cocina, porque había tenido varios negocios de hostelería, todos fracasados, y tenía una constructora, a lo que se dedicaba en ese momento.
Yo, que tengo la misma idea de cemento y de tabiques que Mario Vaquerizo, tenía que tirar de él para ir a comprar los materiales y para ponernos en marcha con las obras.
Tengo un problema y es que no aguanto a los mansos que hacen las cosas a 2 km/h.
Coño, espabila que el tiempo que no estás abierto no facturas, y todo el mundo sabe que el tiempo es un componente esencial en un Excel de la rentabilidad de un negocio.
Fuimos a un almacén de materiales de construcción a pillar azulejos.
En la pared de la cocina cogimos un azulejo blanco cuadrado, de 20x40cm, que es como un palmo de grande.
Al tiempo, mi ex-socio, que se suponía que sabía de construcciones y materiales, dijo que había que cambiarlo, que ese tardábamos mucho en cortarlo con la radial, y había que ir uno por uno, y si cogíamos otro azulejo más grande iríamos 10 veces más rápido.
Todo eso después de sellar dos paredes de 10 metros cuadrados cada una. Antes no se podía saber. Un constructor. Pues nada.
Yo, que sabía lo mismo de reformas de locales de negocio y de negocios, dije pues venga, a reformar. Pilla esos que quedan guapos.
Pero yo era un mañaco de 25 años, qué cojones iba a saber.
Se supone que un constructor tiene que saber. Pues no lo sabía.
Aquello lo empezamos sin proyecto de ingeniería ni hostias en vinagre. A pelo y que salga lo que tenga que salgar.
Por suerte, no tocamos nada de la estructura. Es decir, no tiramos el techo, ni la escalera, ni nada, porque si no habríamos perdido la licencia antigua y habríamos tenido que hacer baños en la planta baja y se me habría quedado el local para poner una vitrina de helados y una máquina de tabaco.
Y olvídate de fritangas.
Total, que se supone que alguien que tiene una constructora sabe eso, pero tampoco lo sabía.
Aquel se pensaba que eso era reformar y a vender, pero no sabe que hay que avisar al Ayuntamiento de que vas a hacer una obra, y que luego se pasarán a revisar que puedes abrir.
Que lo pensara yo que soy mongolo perdido y la máxima experiencia que tenía en negocios era comprar y vender jugadores en el Modo Carrera del FIFA, todavía tiene un pase, pero que no lo supiera este ex-socio ponedor de masilla y cemento pues es de absoluta y jodida coña.
También pillamos un azulejo para el suelo… ¡POF, QUÉ SUELO!
Un azulejo porcelánico de estos de porche de casita de campo que cuesta más fregarlo que la alfombra de Aladdin.
Se queda ahí pegada toda la mugre, se ennegrece y casi que hay que coger una rasqueta para sacársela.
Por no hablar de cómo está la zona de la freidora por el aceite caído. Un desastre, pero bueno, está todo lo limpio que permite la porcelana.
¿Y el techo?
El techo, que es un techo falso de pladur, tiene dos rajas, que parece que se va a caer.
No se caerá, porque está atornillado, pero no puede puto ser que pongas un techo falso y le salgan grietas.
Algo habrá que poner en medio para que no pase eso, que varios constructores que han pasado por allí ya me lo han dicho.
Es más, tengo que decir que la reforma la terminé yo con estas preciosas manos de escritor que tengo. Lijar la pared, pintar la pared, limpiar el suelo ese porcelánico del infierno y rascarlo con amoniaco para sacar restos de cemento, un amigo me puso la luz y el padre de un amigo me selló el suelo, que estaba sin sellar. O sea, estaba abierto por las esquinas y por ahí entraría hasta Mike Wazowsky en patinete.
¿Sabes por qué me pasó todo eso?
Por no tener ni puta idea, sí.
Ahora ya sé todos los pasos que tengo que dar antes de hacer una reforma.
¿Y sabes por qué más?
Por no preguntar.
Podrías preguntarle a tus padres o a tu cuñado que sabe de todo y conoce a uno que te lo hace a mitad de precio, pero no es a ese tipo de gente al que debes preguntarle.
Es a gente como Iago Pena a la que debes preguntar y quien debe asesorarte.
Si vas a:
Reformarte un chiringo de fritangas o de chupetes o de patitos de goma.
Reformarte tu casa porque a tu mujer no le mola nada el suelo de la cocina y ha visto uno monísimo en un vídeo de la Pombo.
Reformarte los baños, que el retrete te parece incómodo y se te enfría la nalga izquierda.
Construirte una casa en un terreno que has heredado de tu tatarabuelo.
De verdad, no la puto líes y PREGÚNTALE a Iago.
*En su newsletter ha contado casos en los que algún cliente suyo ha perdido +100.000€ por preguntarle DESPUÉS de haber soltado la pasta. Seguro que no será el último. Quizá podrías ser tú el siguiente.