Ayer no te escribí porque andaba liado con un bar, el cumpleaños de mi hermana y tengo una novia a la que atender.
Como comprenderás, a veces llegar a todo es difícil.
¿Que me podría levantar a las 3:30 de la mañana, hacer 123912 barpis y ponerme a escribir? Podría, pero no me apetece.
Además de eso, estaba muerto de cansancio. El sábado abrí una hora antes porque trabajo por vicio.
Están los que trabajan por necesidad, los que trabajan por obligación y los que trabajamos por vicio.
Estos últimos tenemos sitio reservado en el Olimpo de los Dioses.
Luego me fui a tomar café y tartas con unos amigos que vinieron a visitarme a Mequetrefe y acabamos en la playa un 14 de abril a las 18:00 de la tarde con 25 grados.
Y yo en chinos. Pues bien.
Ellos me dijeron que les había encantado la comida, pero de verdad, no eso que dices de bienqueda. Y que siguiera haciéndolo como hasta ahora. (Saben cosas)
Después de eso subí a mi casa, “cené” y a las 19:45 estaba otra vez en mi chiringo de fritangas enchufando la freidora. Freidora que, por cierto, pronto tendrá una hermanita al lado para freír el doble de rápido y disminuir el tiempo de espera de los clientes y, por tanto, disminuir la probabilidad de que se caguen en mis muertos.
A las 23:45 de la noche, cuando llevaba 15 minutos limpiando y con la cocina cerrada, entró un taxista del pueblo que no había cenado:
–¿Tienes abierto?
–Sí, hombre, para llevar te hago lo que quieras.
Y el buenhombre se llevó unas croquetas de jamón ibérico, simple pero efectivo.
Seguro que algún día saliendo de fiesta, borracho, ese buen taxista se ofrece a llevarme a casa, arroparme y darme un besito en la frente como compensación. (Ni bebo alcohol ni salgo de fiesta)
Me tuve que hacer la noche del sábado yo solo, porque mi hermana celebraba su cumple y es política de empresa tener el día libre.
O sea, que me sale a mí de los huevos que así sea.
El domingo por la mañana, ya estábamos los dos trabajando y, como tengo un bar español de España y no de guirufos, la gente viene a comer a partir de las 14:30. Antes, viene algún despistado al aperitivo.
Casi cerrando, se acercó mi padre a la barra y dijo:
–Ponme un vino, anda. ¿Cómo estáis? Yo lo único que quiero es que estéis contentos.
Así, de la nada.
Eso lo dijo el domingo y no lo volverá a decir, probablemente, hasta 2067.
A ti no sé si te pasa, pero mis padres no sueltan prenda.
Es decir, que no expresan sus sentimientos ni preocupaciones con facilidad.
No sé si por protegernos o porque son así. No tengo ni idea ni me importa.
Tus padres quieren tu felicidad por encima de todo.
Vaya novedad acabo de soltar.
Y por encima de todo significa exactamente eso. Que seas cirujano, ordeñador de cabras montesas, abogado o fritanguero es sólo el modus operandi hacia esa felicidad.
Si tú eres feliz hincando postes en el hormigón con una máquina de 30 toneladas, ellos también.
¿Que sería mejor que fueras notario? Está claro, así pueden fardar con sus amigos.
¿Que se tienen que joder entre semana haciendo ensaladilla rusa para que tú vendas tus putas marineras? Pues se joden.
Creen que tú llegarás al clímax de la felicidad opositando al ayuntamiento de tu pueblo, de director del banco o heredando la empresa familiar, pero tú tienes que vivir tu vida, tomar tus propias decisiones, darte de hostias en la boca, levantarte y construir tu patrimonio.
Tú solito.
Y luego así, cuando llegues a la cima, la gente que es fruto del incesto y no da pa más dirá que tuviste suerte, pero los que entienden del tema te dirán que te lo mereces.
En el mundo sólo hay un hombre que se alegrará de que te vaya mejor que a él: tu padre.
En el fondo, o no tan en el fondo, sacan pecho de que no seas un inútil que no sabe hacer nada sin ellos.
Por si esta historia con moraleja no te ha saciado, esta de regalo:
En la fiesta de mi hermana, mis padres y mis tíos estaban pegando berridos con un micrófono haciendo un karaoke.
Los vecinos no llamaron a la policía de milagro.
Mi abuela se me acercó, me dio 20€ porque así son las abuelas y, emocionada, me suelta que no todas las familias están así de unidas.
Así que supongo que lo que quiere un abuelo es que sus hijos y sus nietos no hagan gilipolleces ni se peleen entre ellos por dinero, herencias o por quién es el favorito (Yo siempre soy el favorito, así que no me peleo).
Constrúyete lo tuyo y gánatelo con sudor y lágrimas y verás como las herencias ni te van ni te vienen. Y si te vienen, que no sean para fundírtelas como si fueras tonto, sino para hacerlas más grandes.
Es buenísimo lo que escribes. Gracias
Tu padre es un crack. Y de tal palo, tal astilla.